Tuesday, April 24, 2007

Difícil. Tan difícil.


Está acostada en una cama apenas cubierta por una sábana rota y un camisón.
Es una abuela.
Se nota cuando la miramos, se nota por sus ojeras y por su piel que cuelga de su cuerpo como si quisiera desprenderse, se nota porque en la pared de su habitación compartida, donde se escucha la respiración forzada de quien es su compañera, hay un cartel escrito por sus nietos. “Abu, esperamos que te mejores pronto”.
Ella nos ve entrar y presiente que algo está pasando aunque no logra entender qué es, del todo.
Nos mira, mezcla de vergüenza y admiración, y yo la miro desde un rincón intentando ser invisible y que no me alcancen a ver sus ojos vidriosos.

Sonríe.

Contesta las preguntas con la precisión que le permiten sus años y sus recuerdos.
Se sienta en la cama.
Deja que la miremos, la toquemos y hasta hablemos de ella tal y como si no estuviera presente.
Y no se queja.
No dice nada.
Apenas si logra entender algunas de nuestras palabras demasiado difíciles para ella.

La respiración es normal, no tiene dolor, sólo a veces.
Pensamos todas las posibilidades. Desde lo más simple a lo más severo. Y después, vamos descartando de a poco.

Dejamos la habitación. Sabemos que no la vamos a ver de nuevo. Seguramente, saldrá en unos días más.
Nos mira, nos sonríe una vez más con la calidez con la que sólo pueden hacerlo las abuelas.
Y entonces, nosotros inventamos la historia. Y jugamos a ser detectives dentro de su propio cuerpo, y buscamos pistas que nos ayuden a definirnos por algo.
Y al final, resulta.
Sabemos lo que tiene.
Sabemos que no se cura con nada.
Sabemos cuánto le queda.

Sabemos que ella no lo sabe.

9 Comments:

Anonymous Anonymous said...

imágenes muchas imágenes muchas muchas

12:02 AM  
Blogger Leo Moreno said...

morbo....
la conciencia de la abuela que regula el mundo va a ser tu cuerpo dentro de algunas decadas y alguien va a escribir lo mismo que vos sabes ahora...y que luego otros sabran y vos no.

2:27 PM  
Blogger mi otro yo said...

Que tristeza tan representada en tus palabras.

Saludos

7:43 PM  
Blogger Kaitos said...

Triste. Horrible tristeza.

La velocidad del tiempo, y la crudeza de las vivencias, opacan las sonrisas y sus arrugas.

Besos

1:43 AM  
Blogger PéTaLoS dE tIzA said...

Pero la tristeza siempre es para el que se da cuenta de lo que está pasando. El que sufre siempre es el que queda, el que reacciona y se choca contra la realidad...
Es triste para los otros y no para la abuela... al menos no para la abuela que como esta no se da cuenta de lo que le está pasando.

12:08 PM  
Blogger Unknown said...

Cuanto me hiciste acordar a mi abuela. Cuantas momentos, el paso de los años, la sabiduría de la vida toda, en un embase, que sólo muestra la erosión del tiempo, pero que no ha de ser lo más importante.
Sino lo que ella comparte con ustedes, lo que les va a dejar.
Muy bueno y tan gráfico como siempre. Tus textos dan luz a todo lo que no se puede ver, y a quienes no pueden ver. Sólo leerte es estar ahí, sufrir, alegrarse o llorar por los personajes que viven en tus historias.
Te quiero y mil gracias por el posteo.

9:10 PM  
Blogger huelladeperro said...

¡Malditos aprendices de brujo!
¡No se os ocurra tratarme así!
¿Pero cuánto, cuánto tendré que pelear para hacerme respetar?
¡Y con mis fuerzas mermadas!
Otros no lo lograron, y eran más dignos que yo. (lo ví; con mis ojos; un hombre entero al que mentían)
Él era también, como yo, de cuando la "buena muerte":
En la cama, rodeados por la familia, despidiendo a cada uno...
¡Pero qué enfermos estamos ya, que tan bajo hemos caído!
Digna, tú muy digna. ¿Qué más podías hacer?
Un abrazo virtual pero sincero.
¡Valiente!

5:39 PM  
Blogger mauro m. said...

la monada quiere más fotos de alma!
la monada quiere verrrte el almaaa

1:16 PM  
Anonymous Anonymous said...

si lloramos con una pelicula, como no hacerlo con algo asi?
me encanta
te quiero

8:05 PM  

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